A finales del siglo XIX, construir el canal que uniera el Atlántico y el Pacífico era el gran sueño de la ingeniería moderna. Una obra tan ambiciosa como la carrera aeroespacial o la fiebre tecnológica de nuestro siglo. Y, como ocurre siempre en estas historias, todos creían saber cuál era la receta del éxito: dinero, prestigio y el mejor talento técnico disponible.
Ferdinand de Lesseps, el héroe que había construido el Canal de Suez, tenía precisamente eso. Contaba con financiación masiva, apoyo político y la atención de toda Europa. Si alguien podía construir el Canal de Panamá, era él.
¿Entonces por que su proyecto terminó en desastre? Mientras invertía millones en excavadoras, estructuras y planificación, cientos de miles de trabajadores morían en los campamentos. La moral cayó, la financiación se evaporó y la empresa quebró. El “proyecto imposible” se convirtió en un símbolo de fracaso.
Pero, ¿por qué morían los trabajadores? Nadie lo sabía, y tampoco nadie lo investigó.
Fue entonces cuando Estados Unidos asumió el control del proyecto en 1904. Designaron a William C. Gorgas, un médico militar con experiencia en campañas de saneamiento en La Habana, para enfocarse primero en entender y controlar el problema sanitario.
Gorgas aplicó los descubrimientos de Carlos Finlay, un médico cubano que en su momento había tenido poca credibilidad. Finlay sostenía la hipótesis de que la fiebre amarilla se transmitía por mosquitos.
Gorgas lanzó una operación masiva de limpieza, drenaje y control sanitario basada en las teorías de Finlay.
Diez años más tarde, el 15 de agosto de 1914, el Canal de Panamá se inauguró. El mundo entendió que fue la gran fuerza de financiación de la máquina estadounidense lo que terminó el proyecto. Ningún medio habló de las teorías de Finlay, ni de la gestión de Gorgas.
Hoy, si visitas el museo del canal de Panamá, puedes escuchar esta historia y recordar que delante de un gran problema es necesario hacerse grandes preguntas.
«Si tuviera una hora para resolver un problema, pasaría los primeros 55 minutos en determinar la pregunta correcta, porque una vez que la conozca, podría resolver el problema en menos de cinco minutos» - Albert Einstein
Felices fiestas, Feliz Navidad y próspero año nuevo.
