La inteligencia artificial y la digitalización de procesos están generando un cambio profundo en el panorama empresarial. La fuerte y reciente aparición de estas tecnologías afecta ya de forma horizontal a todos los sectores conocidos, y las pymes que no sean capaces de desarrollar e integrar este tipo de soluciones desaparecerán por falta de competitividad.
Desarrollar: sus propias soluciones entrando en el mundo del software avanzado ya sea de la mano de una subcontratación o contratando perfiles especializados. Es la opción menos económica pero la que ofrece más valor y competitividad futura.
Integración: de soluciones desarrolladas adhoc a través del punto anterior o de soluciones en el mercado que sólo necesitan implementarse.
Las inversiones en tecnología mediante el desarrollo y/o la integración son mucho más exitosas en empresas pequeñas sin recursos si:
- Existen incentivos que promuevan este tipo de iniciativas.
- Existe mentalidad y cultura empresarial de la innovación.
Esto último es altamente complicado de impulsar a través de impuestos o subvenciones. Las PyMES deben de tenerlo ya en su ADN. Según el informe “Observatorio sobre Digitalización” de GoDaddy 2021, se pone de manifiesto que somos el país con menos negocios digitalizados de Europa… suena mal. Y suena peor si tenemos en cuenta que tenemos un nivel de incentivos parecidos a los países vecinos.
Pero, pese a que no podemos incentivar esta mentalidad digitalizadora a corto plazo, no debemos ni podemos dejar de potenciar e incentivar este tipo de iniciativas. Esto no es sólo una estrategia nacional, la propia Comisión Europea ha propuesto un conjunto de acciones para impulsar la excelencia en la IA, así como normas para garantizar que la tecnología sea fiable. De hecho,gracias a la UE, las empresas disponen de algunas ayudas, como el Programa Kit Digital.
Es curioso, entonces, que con este escenario, el apartado del retorno fiscal no sólo no haya experimentado cambios si no que además se ha limitado y dificultado su aplicación.
Recientes sentencias de la Audiencia Nacional han determinado que los gastos de desarrollo de aplicaciones y software no son deducibles, ya que no se consideran «diseño industrial» ni, salvo excepciones, «ingeniería de procesos de producción». Esta limitación dificulta aún más el acceso a los beneficios fiscales para las pymes que se centran en proyectos de innovación digital.
Si hablábamos de que la mentalidad digitalizadora no había llegado aún a las pymes, parece que tampoco a nuestro al Gobierno.
Para impulsar el crecimiento y la competitividad de las empresas, especialmente las pymes, es fundamental actualizar la normativa fiscal en materia de deducciones por I+D+i. Se requiere una adaptación que refleje adecuadamente los avances tecnológicos y fomente la inversión en innovación al menos para esos pocos que sí están dispuestos a realizar ese esfuerzo.
En conclusión, en un mundo empresarial cada vez más competitivo y digitalizado, es esencial brindar un sólido apoyo a las pymes para que puedan adaptarse a este cambio tecnológico y garantizar su competitividad y desgraciadamente parece que cada vez estamos más lejos de conseguirlo.
Sergio Galiano es doble titulado en ingeniería especialidad en electrónica y en organización industrial por la Universidad Politécnica de Catalunya donde también ha ejercido de profesor asociado. Lleva más de 15 años ayudando a las pymes como experto en financiación de la I+D+i.